Al fondo el Chirikayen, al frente una cruz en recuerdo de la accidentada partida de una mujer en 2001. (Fotografía de Morelia Morillo). |
De cara o de espalda a los tepuyes, a los ríos y a los bosques la Troncal 10 está flanqueada por docenas de cruces. Se dice que es una tradición muy venezolana: recordar a los fallecidos en accidentes de tránsito con un crucecita en el sitio del suceso. Las hay en toda Venezuela. Tantas que pasan desapercibidas. Pero acá -en este paraíso, con esta escenografía de fondo, con tanta paz- es imposible pasar de largo sobre los escasos vestigios humanos.
La de agosto de 2011 fue una temporada “floja”, es decir, vinieron pocos turistas. Así, los de la Sabana, especialmente quienes trabajan con turismo, anhelaban la llegada de diciembre, de enero. Esta es una de las temporadas más fuertes del año, tanto o más que la Semana Santa.
En el extremo sureste de Venezuela, el turismo no termina de ser la principal fuente de ingresos -Incluso en la Alcaldía de la Gran Sabana admiten que lo aventajan la minería y el tráfico de combustible- pero se trata de una industria que mueve y llena de vida a la Sabana y a Santa Elena, la capital municipal.
Cierto, el pueblo se congestiona. A veces, falta el agua, falla la electricidad y escasea el combustible. A pesar de las sanciones, los rustiqueros abren trochas y, al partir, muchos olvidan su basura. Los contenedores y compactadoras son insuficientes. Pero el turismo da paso a una perecedera abundancia que, no por pasajera, deja de ser grandiosa.
Mas esta vez el anhelo mutó en pesadilla.
El recién casado venía de luna de miel. El muchacho de 22 años venía a pasar unos días en casa. Sus amigos y sus padres a cargarse de buena energía para comenzar el año. El bebé volvía a casa en brazos. El pastor evangélico regresaba junto a su mujer. Los nombres de todos ellos quedarán impresos en cruces al borde de esta Troncal 10, usualmente maravillosa, bañada de rocío, de niebla, de sol. Ahora manchada de sangre. Muchos se fueron con fracturas, heridas, hematomas, sin carros, sin nada.
Impactadas, las autoridades locales y regionales se reúnen para discutir medidas, soluciones, declaraciones. Han dicho que los accidentes se debieron a las condiciones propias de la zona: trayectos demasiado largos, lluvias intensas, pendientes inclinadas. Durante esta temporada, los eventos fueron tantos y tan fatales que en las alcabalas los efectivos del Ejército y de la Guardia Nacional, por lo general parcos, suplicaban a los transeúntes que no consumieran alcohol, que usaran el cinturón, que controlaran la velocidad.
De momento, en la curva aledaña al Salto del Danto –en Sierra de Lema- colocaran una serie de neumáticos pintados de colores. “Ha llegado la hora de ponerle un coto a esa gran cantidad de accidentes que se ha producido en esa bajada”, sentenció José García, director regional de Protección Civil (PC). Después, aseguró, se implementarán medidas más contundentes.
Las autoridades estiman que entre finales de 2011 y comienzos de 2012, 15 000 temporadistas llegaron a la Sabana. Pudo ser una temporada estupenda. Pero será recordada por sangrienta. Por las siete nuevas cruces al borde de la vía.
2 comentarios:
Tenia planeado ir a la Gran Sabana y visitar las cosas hermosas a lo largo de ese hermomoso y largo camino, pero no poseo carro, y llamando a las agencias de tours, te quieren cobrar por una carrerita de 40 km, 500 bolivares. osea--
ni Maiquetia-Porlamar sale tan caro.
no tener carro limita, por el bolsillo entrar en Santa Elena y disfrutar todas las cosas de carretera. si conoce algun taxista solidario aviseme.
Gracias por leer y comentar. Continúa revisando el blog y te darás cuenta de que si algo es perfectamente factible en SEU-Gran Sabana es conseguir un taxista que te haga un tour por un precio módico.
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