Frente al Terminal, continúan las familias, los amigos, los vecinos de esos 28 hombres y mujeres que el viernes salieron a trabajar y que desde entonces no han regresado. |
A los de Tumeremo nadie les confirmó que fue ese y no otro
el vehículo involucrado en el traslado fúnebre, pero muchos de ellos, los que
viven en la calle principal o los que transitaban por allí al amanecer del
sábado aseguran que fue ese y no otro el enorme camión verde, azul, negro, muy mal
pintado, que vieron transitar del norte al sur de las afueras del pueblo sin
sospechar siquiera qué llevaba en su tolva. De lo contrario, lo habrían
interceptado.
Apenas pongo un pie en Tumeremo y ya un vecino me ofrece su
moto para trasladarme al CICPC, para que vea al volteo, para que lo fotografíe.
Es martes, ocho de marzo y buena parte de los pobladores del
Tumeremo se movilizó hasta el frente de la sede local del Cuerpo de
Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (CICPC), ubicado en el
centro de la localidad, para ver y fotografiar, con sus celulares, el camión a
bordo del cual habrían trasladado los cuerpos de los 28 desaparecidos en el
Fundo Atenas el fin de semana pasado.
Hace calor, es martes, pero todos los locales comerciales
permanecen cerrados. El clima es tenso y bullicioso. Escasea el combustible. Se
mueven en motos
Al menos hasta ayer, a las dos de la tarde, el volteo con su
placa delantera tapada con tirro de embalaje marrón permanecía parado en el
estacionamiento del Cicpc; al otro lado de la calle, una cola de varias cuadras
aguardaba ante la tranca levantada por los deudos de los mineros desaparecidos.
Como desde el sábado pasado, el cierre se mantiene frente al Terminal de
Pasajeros.
En la fila permanecen fundamentalmente vehículos de
transporte pesado: cisternas de gasolina, madereros, de gas, camiones 750 y 250
con diversos tipos de mercancía y sólo algunos vehículos particulares; ante la
obstrucción, la mayoría se devolvió a su punto de partida o pasó durante esos
cortos minutos en que los dolientes levantan el cierre, en la madrugada o al
amanecer, por consideración con los usuarios de la Troncal 1o, la única vía que
conecta el sur profundo de Venezuela, en su frontera con Brasil con el resto
del país. "La gente no tiene la culpa, una mujer parió dentro de un
autobús", me dijo una mujer.
Frente al Terminal, continúan las familias, los amigos, los
vecinos de esos 28 hombres y mujeres que el viernes salieron a trabajar y que
desde entonces no han regresado. Bajo el samán, los deudos extendieron una
especie de pancarta blanca sobre la cual han ido pegando las fotos de los
desaparecidos: José Armando, José Ángel y Néstor de José Ruiz; José Gregorio y
Junior Romero; Mary Dalia y Marielis Ruiz; Luis Díaz; Javier Cáceres; Cristóbal
Heredia, Carlos Carvajal, Ángel Trejo, José Nieves; Gustavo Guevara; Róger
Romero y Jairo, sin apellido.
"Ojalá que algún ser de esos apareciera por ahí y le
diera la sorpresa a su familia", comenta una mujer mientras observa las fotografías.
Ella también comentó que todos son gente muy joven y que varios son hermanos o
primos.
Frente a la pancarta, en el piso, los familiares y amigos
han ido dejando flores.
Bajo el samán, una chica con un diente de oro lamentó que se
crea que lo de Tumeremo es un acto político: "Solamente somos un pueblo
herido por la desaparición de sus familiares y aquí estamos libres de presión,
el que quiere acompañarnos, puede acompañarnos". Sin embargo, hay quienes
por temor a las represalias prefieren mantener encerrados en sus casas.
Ella admitió que no es la primera vez que esto sucede, si
bien antes no fueron tantas las víctimas ni gente del pueblo. "Se sabía
que existía, gente de afuera que venía a arriesgarse la vida en una mina, pero
estos son hijos de Tumeremo"
Tras cinco días de espera, ella simplemente quisiera que los
responsables de su tragedia familiar entreguen los cuerpos de los muchachos. "Así
sea un montón de arena al cual abrazarse".
1 comentario:
Cuanto dolor traspasa, palabras y fotos, todo el escrito.
Nuevamente toda mi solidaridad como venezolano ante tanta desgracia sobre las familias y sus deudos.
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