En menos
de una semana, el esposo (papá) de la familia Shamsaldeen dejó de tener mujer e
hijos y su dolor es tanto que trascendió los muros y rejas de su casa y
arrastró consigo a un pueblo. Santa Elena de Uairén está de luto.
Ese día,
cinco de septiembre, los Shamsaldeen debieron amanecer como de costumbre, en la
rutina diaria de una familia de origen sirio que se hizo al sureste profundo de
Venezuela.
Y de
pronto, al menos cuatro hombres armados (hay quienes dicen que eran cinco o seis)
violentaron aquella casa clara, limpia, bonita, recién remodelada y asegurada
con rejas y cámaras y trastocaron todo a punta de exigencias, amenazas y
balazos.
El hogar
de los Shamsaldeen se encuentra en la vía principal de Cielo Azul, la primera
urbanización de Santa Elena de Uairén, a no más de 50 metros de un punto de
control fijo de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) y casi al frente de aquel
lugar en donde Tras el balazo, vino la
espera en abril pasado.
Odai, el
mayor de los hijos, falleció en el Hospital Rosario Vera Zurita de Santa Elena,
siete días antes de cumplir sus 19; Taemor, de 16, en el Hospital General de
Roraima (HGR), en Boa Vista, en la madrugada del domingo siguiente; la mamá de
ambos también murió en el HGR antes del lunes 12. Un disparo devastó su
cerebro.
En esta
frontera, es común que las ambulancias crucen al lado brasilero con sus
pacientes porque en el Rosario Vera Zurita no hay medicinas, ni médicos
especialistas y los quirófanos llevan meses sin aire acondicionado. Varias
veces al día, encienden sus sirenas y viajan a Boa Vista, la capital del estado
de Roraima, a 220 kilómetros de distancia, con parturientas primerizas,
infartados, mineros palúdicos, accidentados, heridos de bala.
Mientras
los Shamsaldeen batallan entre la vida y la muerte, cientos de habitantes de Santa Elena salen a
las calles para protestar contra la Policía del Estado Bolívar (PEB). Gritan
que eran (¿O son?) agentes los responsables. Francisco Rangel, gobernador de
Bolívar, lo desmiente. La PEB también. El comisario Ángel Castillo, designado
para atender la crisis en Gran Sabana, dice que los muertos hacían parte de la
banda del Pata e´ Loro. Pero Pata e´ Loro también está muerto desde hace meses.
En donde los Shamsaldeen murieron uno (¿Dos?) de los delincuentes, Mientras que
dos (¿Tres, cuatro?) están detenidos. Castillo además explica que
"factores políticos tienen sus manos metidas aquí tratando de crear el
caos", si bien lamenta lo sucedido y exige "todo el peso de la ley,
caiga quien caiga".
Muere
Odai y los comerciantes cierran sus locales. Cientos salen a las calles. Rayan
paredes, parabrisas, franelas, hojas de papel bond,
cartulinas:"Polichoros"; "Polimalandros"; "Asesinos de
familia". Queman cauchos frente a la sede la PEB y al anochecer cierran el
paso sobre la Troncal 10, a la altura del puente Wará, la única vía que
conecta a Santa Elena con el resto del
país y con la frontera.
A media
noche del lunes, el ministro del Poder Popular para las Relaciones Interiores y
Justicia, Néstor Reverol Torres, ordena al comandante del Destacamento de
Fronteras 623 de la GNB, Carlos Chirinos, tomar el control del Centro de Coordinación Policial.
Entonces,
al cierre del Cabildo Abierto, el martes siguiente, indígenas y no indígenas
-la Gran Sabana es la tierra del pueblo indígena pemón- coinciden en una
exigencia "que no se politice lo sucedido" y deciden acompañar a los guardias y a los capitanes indígenas
hasta echar de una vez por todas a los policías del municipio.
Santa Elena es la última ciudad venezolana hacia el sureste. Una población
distante, se encuentra a 1350 kilómetros de
Caracas; aislada,
de los 36.000 kms² del municipio Gran Sabana, 30.000
kms² conforman el Parque Nacional Canaima; tradicionalmente tranquila, en donde hasta hace cinco o seis años se
podía vivir sin cercos eléctricos, sin cámaras, sin rejas en puertas y ventanas,
sin alarmas. En donde aún se muere de forma natural e impacta de la violencia. En 2011, sus pobladores expulsaron a los
efectivos del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas
(Cicpc), acusados de extorsión.
Es viernes
y el pueblo, de no más de 25 mil personas, se paraliza por completo ante la
llegada del cuerpo de Odai. Por Facebook un amigo de la familia comunica que no
acostumbran velar a sus muertos, pero que harán un alto entre la autopsia y el
cementerio para compartir con los amigos. En el hogar violentado, docenas de
hombres, paisanos de los Shamsaldeen comparten su dolor con docenas de
adolescentes, brasileros y venezolanos, llorosos. El dolor no conoce de idiomas
ni edades.
La Principal de Cielo Azul está intransitable. Sólo el carruaje fúnebre, de placas brasileras, consigue penetrar el tráfico y llevarse el cuerpo hasta Boa Vista en donde será sepultado. |
La
Escuela "Cícero Vieira Neto" de Villa Pacarima, la localidad
brasilera en la frontera con Venezuela, suspendió sus actividades durante
semana y media. Cada vez más familias residentes del lado venezolano procuran
un cupo en las escuelas del lado brasilero.
La
Principal de Cielo Azul está intransitable. Sólo el carruaje fúnebre, de placas
brasileras, consigue penetrar el tráfico y llevarse el cuerpo hasta Boa Vista
en donde será sepultado. Cuando el coche parte, el padre (esposo) de la familia
Shamsaldeen apenas puede mantenerse en pie. Se aguanta contra la vivienda rural
más cercana y enciende un cigarrillo. Pocas horas después, murieron su mujer y
su hijo menor.
4 comentarios:
TERRIBLE LO QUE DESCRIBES LO MISMO SUCEDE EN NUESTROS BARRIOS Y CIUDADES. CUANTO DOLOR DE TANTA GENTE BUENA.
José Virgilio,
Gracias por leer, comentar y compartir el dolor evidente en este relato.
Hola Morelia soy de san Félix estado Bolívar y quiero saber cuales son los requisitos para entrar a boa vista?
Buenas tardes Yoazy, CI en buen estado o pasaporte...Saludos,
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