Así nos llaman algunos; "venecas". Otros nos expresan: "bem vindo o bem vinda". Fotografía: Morelia Morillo |
Es 30 de marzo, 10:00 de la
mañana y en la Sala de Imprenssa de la Policía Federal, en Boa Vista, se agotan las sillas y el
tiempo.
De los más de 60 en espera para
legalizar su permanencia en el país, al menos 55 somos venezolanos: 50
solicitan refugio alegando cuestiones como la falta de alimentos y la
persecución política; cuatro gestionan la residencia temporal, mediante la cual
el Brasil alberga a sus vecinos desde hace alrededor de un mes y yo tramito mi
permanencia como estudiante de postgrado.
La bioanalista merideña que
aspira a la residencia temporaria explica
que pagó 330 reales, el equivalente, de acuerdo al cambio callejero que
funciona en Santa Elena de Uairén, a Bs. 363 000.
Boa Vista es la capital del
estado Brasilero de Roraima, que hace frontera con Venezuela; Santa Elena es la
última ciudad venezolana hacia el sureste distante. Entre ellas hay 230
kilómetros de distancia a través de la BR 174, una vía de dos canales en
ampliación.
Jasiel Salazar, minero, quiere
hablar, en español, en portugués, dice que quisiera participar de una
conferencia, de una rueda de prensa, que no tiene miedo, que no tiene pena, que
quiere contar "las faltas de respeto que están cometiendo las gentes
del gobierno con los venezolanos".
Él trabajó durante años en San
Antonio, en el kilómetro 33 del tramo de la Troncal 10 que une a El
Dorado con
el Kilómetro 88, dos de los principales pueblos mineros del sur venezolano.
Dice ser "testigo de las toneladas
de oro que se sacan de Venezuela y por eso no entiende por qué los habitantes
de un país tan rico se van (¿Huyen?) hacia otro país probablemente menos rico. Ahora mismo, él tramita su residencia en el
Brasil.
"En la mina uno sabe si
entra, pero no sabe si sale", explica con respecto a su partida. Una
serpiente, un temblador, un barranco; las vacunas (sobornos) que, según él, cobran
la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), el Ejército, el Cuerpo de
Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (Cicpc), la Policía del
Estado Bolívar (PEB) y los sindicatos; así se les conoce a los grupos armados
que prestan seguridad a cambio de dinero u oro en el sur minero venezolano.
No los ha visto, pero asegura que a
algunos mineros los han picado en pedacitos y los sepultan dentro de un saco.
Dicen que son demasiados los riesgos y que él tiene su familia, su mujer y dos
hijas a quienes quiere ver crecer. Dice que por eso salió de la mina.
Llegó al Brasil hace cuatro meses, un
viernes de finales de noviembre y el sábado siguiente su mujer dio a luz; los
primeros dos meses se hospedó en casa de unos amigos; trabaja haciendo "lo
que sea", albañilería, limpia patios, casas; su hija de seis tiene que
comenzar de cero en la escuela y su esposa se dedica a la bebé y al hogar.
Sus sueños son comprar un terreno en
Boa Vista, construir algo y ahorrar para arreglar su casa de San Félix "para
cuando mejoren las cosas en Venezuela".
El chico de Caracas (21) llegó a Boa
Vista hace dos meses. Allá tenía un kiosco, una venta de comida y cerveza. Antes,
estudiaba ingeniería en la Universidad Central de Venezuela (UCV), pero desertó
porque "soy un chamo, pero siempre he tenido que ganarme la vida. Me tocó
ser el hombre de la casa". Entonces, transcurría su día entre el negocio y
varios cursos de criminología, balística, forense. "Pero ya no me
alcanzaba para vivir".
Aquí, durante dos semanas, recogió
latas en la calle y ahora trabaja en un auto lavado. La dueña de la casa en
donde vive le informó acerca de la posibilidad de gestionar su residencia
temporal. No habla el portugués, pero lo entiende. Entiende cuando sus
compañeros de trabajo se refieren a él como el "veneca" y advierten
que "esses vem com suas manhas".
Así nos llaman algunos; "venecas". Otros nos expresan: "bem vindo o bem vinda".
Cree que en días pasados su patrón lo
puso a prueba. Estaba limpiando un vehículo por dentro y se encontró un
paquetito de reales. Entonces lo llamó: "E ahí patrão embora para acá, esto que está aquí no es mío".
Desde entonces, su jefe sale a comer a mediodía y lo deja encargado de culminar
con los carros pendientes y de cobrar. "Esse veneca é honesto", le oyó decir.
Sueña con estudiar y concursar para
ser parte de la Policía Federal del Brasil.
El chico de Maracay estudiaba Derecho
y decidió emigrar cuando su novia salió en estado. Trabajaba, pero no le
alcanzaba el dinero. Su padre, quien tiene un empleo fijo y una parcela en
donde siembra, lo ayudaba, pero a él le avergüenza ser una carga más para el
viejo.
"Además, en Maracay, si tu sales
de la casa estás robao. A mí me robaron como 10 teléfonos en dos meses. Mi
abuela vivía en frente de la casa. Un día viajo a Puerto Ordaz para visitar a
mi tío y los ladrones le sacaron todo en un camión. Lo único que les faltó fue
arrancar la casa".
Puerto Ordaz y San Félix conforman
Ciudad Guayana, aproximadamente 1030 kilómetros de Boa Vista. Hasta hace al
menos una década Ciudad Guayana era una urbe próspera. Ahora encabeza los
índices nacionales de violencia. Según el Observatorio Venezolano de Violencia
(OVV), durante cada uno de los días transcurridos a lo largo del año 2017, dos
guayaneses han sido asesinados.
Él llegó a Boa Vista el 29 de
noviembre y el 30 comenzó a trabajar con unos conocidos en una construcción.
Cada vez que puede le manda dinero a su mamá. Sueña con regresar "cuando
las cosas cambien".
La bioanalista salió de la Universidad
de los Nades (ULA) con promedio de 15 puntos. Se pagó sus estudios en Mérida
porque su familia, que vive en Táchira, no tenía dinero. Tras graduarse,
trabajó durante dos años en Barquisimeto, en uno de los mejores laboratorios del
país, le daban incluso residencia, pero apenas le alcanzaba para vivir, pagó las
deudas en sus tarjetas de crédito y compró un teléfono que le robaron en
diciembre en Caracas.
Llegó a Boa Vista hace dos semanas.
Pagó las gestiones por la residencia temporal tras canjear los últimos 100
dólares es que le quedaban de sus escasos ahorros. Por ahora, vive en casa de
su hermana y su cuñado, ambos venezolanos. La hermana, madre de dos niños,
trabaja de siete a siete en un supermercado y hasta las 12:00 de la media noche
en una churrasquería.
A medio día y antes de comenzar con su jornada de trabajo
nocturno va a casa y atiende a los niños que alternan su día entre la escuela y
la guardería. Su cuñado se gana la vida arreglando motos. Emigraron porque en
Maracay no les alcanzaba el dinero y por la inseguridad.
Maracay una ciudad que hasta hace una
década y media era conocida como "el jardín de Venezuela" es ahora
temida por la presencia y poder que en el centro del país alcanzaron las "mega
bandas", corporaciones del crimen organizado.
En la parada de autobuses cercana a la
sede de la Policía Federal un chico escribe, en español, la razón por la cual
está solicitando refugio: "En Venezuela, no se consigue trabajo ni comida
(…) Gracias a Dios, ya estoy en Brasil", logro leer.
En la Maestría en Sociedade e
Fronteiras de la Universidad Federal de Roraima (UFRR) al menos cuatro o cinco
de los 17 nuevos estudiantes aspiran a desarrollar sus disertaciones sobre las
migraciones venezolanas en Roraima. Al menos uno de los participantes, expresa
que no entiende cómo es que en un país petrolero no hay comida. "Não da para entender".
6 comentarios:
excelente reportaje, por ti estamos al tanto lo que sucede en frontera con brazil, excelente, una pregunta cuanto esta el valor del real en bsf, hoy 24-6-2017, espero tu respuesta, gracia. desde barcelona estado anzoategui.
hola morelia, como le va por brasil con el post grado^?
reciba un saludo de un lector de su blog.
carlos canache
ciudad bolivar.
Carlos Canache,
Gracias por comunicarte. Me va excelente. Si bien tengo que estudiar muchísimo. Por eso estoy escribiendo poco para el blog. Pero con muchas ganas de recuperar el ritmo. Hay muchos temas para ser contados. Saludos,
Muy bueno tu escrito, lo utilicé para un análisis que estoy haciendo en un curso sobre crónicas que llevo acabo acá en Caracas en la Escuela de Escritores de Caracas.
Saludos.
Juan Ernesto.
Gracias por leer y comunicarte. En realidad, esa es mi pasión: escribir a partir de la realidad. Por eso me alegro cuando por fin alguien saca provecho de ese resultado y elogia mi trabajo. Qué bueno eso de la Escuela de Escritores!!!!!
Saludos,
Hola qué tal? Excelente tus artículos, además que nos dan una excelente visión de los pro y contra a la hora de migrar a Brasil. En unos días (por motivos de vivienda acá en Venezuela) debemos adelantar nuestro viaje a Brasil, por favor y disculpa la molestia, me gustaría si está a tu alcance que me aclares una duda; me voy con mis dos hijos, mi esposo y yo con siete meses de embarazo ( gracias a Dios vamos ya a un lugar con estabilidad por medio de familiares), vamos a viajar por tierra, pero por lo rápido del viaje no podemos comprar boleto en el bus de Eucatur, tienes algún conocimiento de cual otra línea de buses o que otra alternativa tenemos para llegar de santa Elena a Boa Vista por tierra ?
Gracias de antemano!
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