En el acceso a Lomas de Piedra Canaima, a la altura del
sector Simón Bolívar, reposan vestigios de una barricada: listones, peñascos. Son
restos de la batalla del martes.
Lomas de Piedra Canaima es la urbanización de hospedaje
turístico más antigua de Santa Elena de Uairén, la capital del municipio Gran
Sabana, el territorio ancestral del pueblo indígena pemón, en el sur remoto de
Venezuela.
Dos de los habitantes más antiguos de la zona fundaron el
asentamiento y poco después, hace 30 años, llegaron Manfred y Xiomara y
comenzaron a construir Yakoo, el campamento más conocido de la Gran Sabana. Por
eso, al sector se le conoce como Yakoo. El mismo que luego fue bautizado como
Lomas de Piedra Canaima.
Le siguieron Ruta Salvaje, Petoi, Wakupata. Son posadas y hoteles bonitos, cómodos,
sencillos, de diseños inspirados en el ambiente que les rodea: una montaña en
donde se alternan las nacientes de río, los chaparrales y el bosque tupido.
Entre los dos sectores, viven 80 familias, según los
registros del Consejo Comunal. Seis de ellos son extranjeros que vinieron a Venezuela
hace 40, 30, 20, 15, 10 años. Los demás son venezolanos. Todos comparten un
sueño: vivir en paz y rodeados de naturaleza.
Simón Bolívar es una barriada que se consolidó hace siete
años, tras la ocupación, desalojo y ocupación definitiva de un pliegue en la
falda de la montaña, dentro de la jurisdicción del Consejo Comunal Lomas de
Piedra Canaima.
En aquella ocasión, tras la toma del sitio, los de Lomas acudieron
ante la Guardia Nacional y, como no recibieron apoyo, apelaron a las
autoridades indígenas. Ellos actuaron según sus usos. "Cuando comenzó el desalojo, los guardias defendieron a los
invasores. Una mujer hasta le quitó el casco a uno de los guardias para golpear
en la cabeza a un indígena", recuerda un vecino amparado en la
confidencialidad. "Algunos de los indígenas que están
aquí participaron en el desalojo de Simón Bolívar y tienen heridas de guerra".
Quienes defendían el lote lograron echar a quienes pretendían
habitarlo, pero en un pestañeo los invasores se reinstalaron y levantaron de
nuevo sus barracas. Después, la Alcaldía los guió en la gestión de Misión
Vivienda. Mientras que las máquinas de la Alcaldía conformaban el terreno, las
30 familias desarmaron sus ranchos y se arrimaron al drenaje natural del cerro.
Luego, los rearmaron dejando el espacio para las viviendas prometidas. Algunos ya
tienen sus estructuras metálicas. Todos esperan por materiales.
Ahora, corre 2016. Maite Ayala, habitante de Lomas de Piedra
Canaima, sabe que recibió la noticia de la nueva invasión desde los linderos de
Simón Bolívar a las 5:37 del domingo 23 de octubre porque así se lo recuerda el
mensaje que le llegó a través del grupo de whatsApp de la comunidad y porque una
contingencia así no se olvida fácil.
De inmediato, tres vecinos se movilizaron hasta el
Destacamento de Fronteras 623 de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB). "Nos dijeron, no podemos hacer nada sin una orden de Fiscalía
Ambiental", recuerda Rafael Escalante. "Entonces, fuimos a la comisión de seguridad indígena que está
en el Comando de la Policía".
Durante
el encuentro inicial entre los vecinos de Lomas de Piedra Canaima y sus vecinos
de Simón Bolívar, Katherin Pacheco recibió un martillazo en la cabeza y ella,
quien según sus adversarios es karateca, se defendió con una patada y un
movimiento de manos que dejaron a su contendora sin aire. Katherin Pacheco, por
su parte, fue a parar al Hospital "Rosario vera Zurita" en donde
recibió cinco puntos de sutura. Uno de los hombres que entró desde Simón
Bolívar paró tras las rejas por estar solicitado. No se sabe por qué.
Dónald Martínez, uno los líderes más importantes del pueblo
pemón, inició las conversaciones; le siguieron, Manuel De Jesús Vallés, alcalde
desde hace al menos 12 años y la Fiscalía Ambiental. Al caer la noche del
lunes, los invasores se comprometieron a salir antes de las 10:00 de la mañana
del martes y a presentarse en la sede de Desarrollo Social de Gran Sabana para
iniciar un estudio socioeconómico con miras a una solución.
Pero en cambio, la parcela de Oneida Brown, de poco más de
una hectárea, amaneció ocupada hasta sus límites y fraccionada en 50 pedazos.
Como la GNB no se presentó, sobre las 11:00, un grupo de
apoyo de la seguridad indígena y del Consejo Comunal de Lomas de Piedra Canaima
decidió sembrar los postes y marcar el lindero al tiempo que las mujeres desde Simón Bolívar subían
sobre el alambre.
Al defender su territorio, de ocupaciones inconsultas, los pemón de hoy recurren a los métodos de siempre: al ají, el korokopay rezado con maldad, a los palos y a las flechas; decoran sus rostros con pintas de guerra, se acorazan de valor y avanzan sobre una tierra pedregosa que conocen como las callosidades de sus manos.
"Lo
que siguió fue una batalla de piedras que se prolongó durante una hora",
me comentó uno de los que se limitó a observar.
"Desde allá lanzaron como 10 bombas molotov, pero sólo estallaron
como tres o cuatro", dijo uno de los de Lomas.
Mientras
tanto, a través de las redes sociales, los vecinos de Piedra Canaima alertaban acerca
de las amenazas, del fuego, del humo, de la barricada que les impidió, a
quienes regresaban para el almuerzo con los hijos después de la escuela,
sentarse a la mesa y comer; imploraban la intervención de la Guardia Nacional
Bolivariana (GNB).
Finalmente,
cerca de la 1:00, llegaron los uniformados y la batalla cesó. Los efectivos detuvieron,
a la altura de la barricada, a un hombre que portaba un arma y ya sobre el
terreno obligaron a los que entraron por Simón Bolívar y a los de Lomas de
Piedra Canaima a salir del terreno de Oneida Brown.
Quioli Ruiz, la habitante de la primera de las casas de Simón
Bolívar, argumenta que necesita de un terreno para su hija y lo propio expresan
las cabezas (voces) de las otras 49 familias desesperadas por ocupar la hectárea
de la Brown.
Quioli se siente agredida por "los indios que salieron a defender los
gringos" y dice que ese rasguño que lleva una de las suyas sobre
la mejilla es la marca de una flecha rasante. Cuenta que a una mujer se le
adelantó el parto ante la hostilidad.
Morelba Tovar dijo que está cansada de esperar por una
respuesta de la Alcaldía y que necesita una parcela; otra de las mujeres
expresó que quiere dejar de pagar alquiler; la otra anhela salir de la casa de
un familiar en donde está arrimada desde hace años; la anciana de ojos claros
quiere tener una casita, un huerto y gallinas.
Los 50 dicen que llevan tiempo en la Sabana, pero incluso
entre los habitantes de Simón Bolívar hay quienes dan fe de que en ese grupo
hay de todo: hay quienes invadieron hace siete años y después vendieron sus
casas; muchachos y muchachas que recién formaron familia y que necesitan de un
sitio y gente mala, del 88, de Las Claritas, de San Félix, poblaciones ubicadas
a 300 y 800 kilómetros en donde mandan los sindicatos, los grupos armados que
imponen su ley en las minas del sur venezolano.
Una de las lideresas del comité de seguridad indígena, lleva
como marca de guerra un hematoma multicolor en su hombro derecho. Fue alcanzada
por una piedra. Sobre el campo de
batalla reposan las molotov perdidas, un reguero de piedras y palos quemados.
La seguridad indígena está determinada a no permitir ni una
invasión más.
Se
conformaron como comisión con el propósito de acompañar a los cuerpos de
seguridad y orden público a raíz del incremento acelerado de la inseguridad en
Gran Sabana, una región en donde a pesar de la delincuencia desatada en el
resto del país se podía dormir sin puertas ni ventanas hasta hace tres o cinco
años.
A
comienzos de septiembre pasado, la comunidad de Santa Elena de Uairén se
conmocionó ante la muerte de tres de los cuatros miembros de una familia siria
que llevaba años en el municipio y el dolor fue tanto que condujo a la intervención
de la Policía del Estado Bolívar (PEB) por la vinculación de dos de sus agentes
con el suceso.
De
ese acompañamiento, dice Donald Martínez, uno de los tres voceros del ese grupo
de trabajo, surgieron alrededor de 25 observaciones con respecto al incremento
de la inseguridad en Santa Elena y en las comunidades indígenas pemón que
rodean al pueblo mestizo. Una de esas observaciones fue la proliferación de las
invasiones.
En
los últimos 18 años, en Santa Elena de han consolidado 17 ocupaciones ilegales
de tierras; ilegales porque las leyes venezolanas las prohíben y porque la
mayoría de estas ocupaciones han avanzado sobre los límites del área urbana
hacia las tierras indígenas devorando morichales, bosques y sabanas.
En algunas, los ranchos han dado paso a casas modestas, en otras a
viviendas de interés social, en otras los ranchos aún siguen; muchas cuentan
con servicio de electricidad, pero todas, sin distinción, padecen por falta de
aguas blancas y excesos de aguas negras y cada vez más por la inseguridad.
"Ellos también son venezolanos, pero
con intereses, la mismas caras, la misma gente, venden los terrenos. El propio
alcalde reconoció a personas que ya han recibido casas. Una señora le dijo que
la había vendido porque se enfermó".
"Las invasiones siempre se han manejado
antes de las elecciones y, como indígenas, no vamos a permitir más eso porque
han traído asesinos, delincuentes y la seguridad del municipio Gran Sabana se
ha ido colapsando".
"Si por negligencia, las mismas
instituciones no cumplen su función, nosotros si vamos a cumplir", dijo Dónald Martínez.
Al lado del lindero se mantienen seis efectivos de la GNB y
12 del Ejército. A las cuatro de la mañana del viernes, mientras los que
estaban de guardia tomaban café, los forasteros saltaron sobre la alambrada.
Aunque no se resignan, fueron avistados de inmediato y devueltos a los terrenos
de Simón Bolívar. "Lo que yo digo, comentó una vecina de
Lomas que nos pidió no publicar su nombre, es que no podemos vivir así, en esa
zozobra ¿Qué está esperando la Guardia para
llevarse a esa gente?"
5 comentarios:
una pregunta cuanto esta el cambio de bolivares a real, hoy 16 de noviembre 2016. espero tu respuesta. gracias
como esta el cambio de bolivares a real brasileño, hoy 16 de noviembre 2016, espero tu respuesta, gracias
Buenas tardes. Gracias por leer y comunicarse. El cambio está entre 580 a 600 bolívares por real.
Buenas tardes cronicas de la frontera, requiero una informacion sobre conviasa, esta realizando los vuelos puero ordaz santa elena?
gracias de anemano-
Buenas tarde, querido lector, ese vuelo lamentablemente se suspendió a las seis meses de su inauguración. Saludos,
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