Este año (2011) no hubo Micaraima. Aparentemente, la Prefectura de Pacaraima, el municipio brasilero de cara a Venezuela, no logró el patrocinio de la cervecería Brahma y, sin más, suspendió su carnaval fuera de época.
Nada de forro, nada de minhinas danzarinas, nada de sintetizadores, ni caipirinhas, nada de samba, shortzinhos, ni tocados emplumados. El espacio en donde se celebra el Micaraima, justo a un costado de la línea de hitos, permaneció desierto y eso que en las escuelas había un cartelito que decía: “Carnaval do Brasil o maior festa do mundo”.
En cambio, a 15 kilómetros, veinte minutos, la Alcaldía del Municipio Gran Sabana -el municipio más al sureste de Venezuela- celebró por todo lo alto.
El fin de semana del seis de marzo, la Alcaldía apoyó a las escuelas en sus desfiles y patrocinó el cierre con música en vivo. Ya fuera de época, el 12 y 13 pasados, la municipalidad botó la casa por la ventana con la Mercorumba y su cartel de dos días de fiesta callejera.
Para los vecinos había forro, suerte de regatón brasilero pleno en ritmos sintetizados y junto a los locales, los de El Callao y Tumeremo, los brasileros alcanzaron el clímax con Maelo Ruiz y su salsa erótica bajo la lluvia.
De poco o nada sirvieron los llamados de Ramón López, el locutor más popular en cientos de kilómetros a la redonda, quien critico el gasto en detrimento de inversiones de urgencia como el hospital, las escuelas, las calles, las aceras.
De poco o nada sirvieron las súplicas de la hermana Anahis, la voz de la Hora de Dios, el programa matutino de la emisora evangélica Faro de Luz quien durante días imploró: “No vayas a esas fiestas paganas, ven a celebrar con nosotros en el concierto de Joel Herrera”, intérprete de salsa cristiana.
En poco o nada influyó la lluvia y entonces ¡Oh paradoja!, los de Pacaraima y Boa Vista celebraron su carnaval a este lado de la frontera.