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Imagen de Cortesía. |
Les cuento: Este
fin de semana, cuando ya no esperaba nada, recibí el correo de la Organización
de Estados Americanos (OEA) y el Grupo Coimbra de Universidades Brasileras
diciendo que fui seleccionada como becaria de su programa posgrados para
extranjeros en su edición 2016-2017.
Voy a estudiar una maestría en Sociedade y
Fronteiras en la Universidad Federal de Roraima (UFRR), en Boa Vista, a 230
kilómetros de casa. Cuando leí el correo, lloré de alegría porque la
posibilidad de postularme a esta beca llegó a mí gracias a Domingo González, un
lector de Las crónicas de la frontera, a
quien nunca he visto, pero con quien mantengo una relación de aliados.
Hace
aproximadamente seis meses, él me escribió pasándome el link para que me
postulara y me colmó de ánimo y elogios. Por tanto, esta beca es para mí un
reconocimiento al trabajo de siete años desde Las crónicas de la frontera.
Gracias Domingo. Te abrazo y en ti abrazo a cada lector que me motiva a seguir
adelante. Ustedes me entusiasman cuando decaigo y me acompañan cuando sigo.
Aún no sé si me
iré durante los dos años que dura el programa o si viajaré semanalmente; ni
siquiera cómo pagaré mis diligencias iniciales y mis pasajes, pues el convenio
cubre los gastos del becario a partir de la llegada al Brasil y yo vivo como
cualquier venezolano de hoy, con lo puesto.
Tengo hijas, un
marido, una casa con vista al Roraima y amo cada gota de agua, cada piedra,
cada copo de nube y claro cada río, cada tepui, cada una de las vistas
infinitas de este paraíso terrenal que es la Gran Sabana. Este es mi hogar, mi
razón de hacer.
La Gran Sabana
me enseña cada día que la belleza y armonía de la naturaleza tienen un
propósito terapeútico en la vida de los hombres: nos calma y nos humaniza. Y
ese hermoso paisaje es una fábrica poderosa de recursos vitales: agua, oxígeno,
medicina. Descarto recursos como oro y diamante porque por cada gramo se
sacrifican sin medida el ambiente y la comunidad.
Creo firmemente
en que sólo en la medida en que haga de mi entorno un mejor lugar, haré de mis
hijas seres mejores. Quiero estudiar un poco más, hacerme una mejor periodista
y contribuir a hacer de este sitio un mejor espacio de convivencia respetando la
naturaleza, la Gran Sabana y sus habitantes ancestrales: el Pueblo Pemón.
De nuevo, gracias
a Domingo González y a todos esos lectores que me animan a seguir haciendo lo
único que me gusta y sé hacer como oficio: escribir. Como diría Cerati: Gracias
totales!!!