Gran Sabana no postal

Mi madre siempre dice que vivo "en el fin del mundo". Yo vivo en la Gran Sabana, en el sureste extremo de Venezuela, en un sitio tan distante
y tan distinto que hasta se me ocurrió quedarme a vivir. Los invito a conocer esa Sabana que experimento en mi cotianidad: la Gran Sabana no postal.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

El fruto prohibido se compra en Brasil

El ocumo,el ñame y la yuca se compran aquí;la zanahoria allá (Fotografía de Eduardo Vera)

Los diarios nacionales anunciaron –casi celebraron- a mediados de la semana pasada el retorno de las manzanas y las peras.

Durante días, ambas se extraviaron en los laberintos cambiarios y, desaparecidas, se tornaron más provocativas, costosas, pecaminosas.

En Santa Elena de Uairén, la capital de la Gran Sabana, comerse una manzana grande, verde o roja, o bien una pera es todo un pecado.

Corran tiempos de escasez o de abundancia, tal desliz se paga en al menos 10 bolívares por una unidad grande o en al menos el mismo monto por tres manzanitas de las pequeñas.
 
Por eso, cuando alguien de esta frontera se siente tentado a probar del fruto prohibido antes debe rodar 12 kilómetros, cruzar el límite con Brasil y pagarlo en reales o su equivalente en bolívares.

En las calles -disimuladamente, eso sí- el real se consigue en Bs.4.200 y en ese monto reciben la moneda brasilera los comerciantes vernáculos o bien la moneda venezolana los negociantes japais.

En general, así compramos quienes vivimos en esta frontera: lo que se puede aquí y un poquito allá. Antes, cuando nuestra moneda era realmente fuerte, todo o casi todo lo comprábamos allá.  

Ahora, son nuestros vecinos quienes compran todo o casi todo acá. Y el poder de sus reales dispara los precios de todo cuanto tocan hasta el infinito.

Pasado mañana será viernes y las calles de la tranquila Santa Elena colapsarán, se inundarán de vehículos de placas grises y en las aceras será más efectivo decir “com licença” que pedir “un permisito, por favor”.

Mas por las lechugas, el jamón, los pepinos, las zanahorias y las chayotas o chucho –me gusta esta palabra- seguimos viajando al país de al lado, pues allá siguen siendo más económicos ¡Ah! Y, por supuesto, las manzanas, pequeñas y dulcitas.

¿La razón? Muy simple: allá cultivan, cosechan y venden estos productos y, como son orgánicos e incluso cuentan con sello verde, comerlos apenas si es un acto de extrema cordura, jamás un pecado.

2 comentarios:

Kepler dijo...

Morelia,

Muy interesante.
No sé si has leído el diario de Alexander von Humboldt en Venezuela. He escrito algunas cosas de él en mi bitácora en castellano.

En el sitio Gutenberg hay una versión corta en inglés de ese diario (y una más completa en alemán). Te copio un par de oraciones referidas al valle de Caracas (finales de 1799, inicio de 1800):
"What can we conceive to be more delightful than a temperature which in the day keeps between 20 and 26 degrees ... and at night between 16 and 18 degrees ..., which is equally favourable to the plantain, the orange-tree, the coffee-tree, the apple, the apricot, and corn?"
"I have been assured, that near Caracas the excellent apples sold in the markets come from trees not grafted." Hay otras menciones de las deliciosas manzanas de la zona y de la conserva de manzanas que preparaban los venezolanos en aquel entonces...con manzanas venezolanas.

En general los venezolanos han llenado de cemento muchos de los mejores sitios para cultivar ese tipo de frutas. Algunos otros quedaron quizás olvidados. El sistema económico ha hecho que sea más fácil importar que producir, por lo demás.
Quizás el cambio climático también ha hecho que sea menos viable ahora. La última vez que oí, aquí en Europa un aguacate -que es importado- costaba menos que en la Tierra de Gracia.
No te voy a decir cuánto cuesta un kilo de manzanas aquí.

lascronicasdelafrontera.blogspot.com dijo...

Hola Kepler,

Empiezo por renovarte el agradecimiento, pues no sólo lees sino que comentas y aportas tanto o más de lo que esta servidora puede suministrarte.

Te cuento -Y esto lo ampliaré en entregas posteriores- que quien cultiva las manzanas en Pacaraima, un brasilero descendiente de italianos, asegura que en donde hay tierra puede sembrarse, siempre y cuando se abone y se riegue.

Su experiencia es maravillosa, pues mientras que los de este lado de los hitos nos regodeamos en las pocas virtudes de nuestros suelos, él cosecha cada vez mayor cantidad de productos y vende tanto para Pacaraima, como para SEU y Boa Vista.

Seguimos en contacto,

MM

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...