Cansada de caminar hasta las oficinas de Hidro Bolívar, la empresa encargada del suministro del agua en el estado Bolívar, la maestra Lourdes, pionera en las aulas de esta frontera, se ha dado a la tarea de engrosarse su factura telefónica llamando al programa radial de Ramón López.
Hace un par de días, la maestra ya contabilizaba 43 días sin agua en su residencia de Colinas de la Laguna, una bucólica urbanización de apenas una calle ubicada frente a los restos del espectacular humedal de espaldas al cual creció Santa Elena de Uairén, capital del municipio Gran Sabana.
A ochentas años de la fundación del pueblo, la laguna apenas sobrevive contaminada por las aguas servidas y por los rellenos de granzón, que le han permitido a la civilización ir ganando terrenos. Sobre uno de estos espacios funcionó, durante al menos dos años, el Mercado de los Viernes y al cierre de la jornada buena parte de los desechos iban a parar al cenagal. Suerte similar viene corriendo por el río Uairén, caudal del cual toma su apellido la localidad.
Día a día, después de compartir con la audiencia la cuenta de sus días de sed y de suplicar “agua, agua, agua”, la maestra agradece a sus vecinos –los dueños de un pozo de aguas subterráneas- su invalorable colaboración, pues gracias a ellos puede bañarse, cocinar, lavar su ropa y asear su vivienda.
Ramón, un tejedor de sillas de mimbre con registro de Productor Nacional Independiente, no pierde la oportunidad para lanzar uno de sus gritos de guerra: “Agua Paco, agua que me quemo”, implora a viva voz dirigiéndose al encargado de Hidro Bolívar a nivel local.
Pero Paco y la cooperativa encargada del mantenimiento del sistema hídrico ya están cansados de explicar que el problema es el crecimiento de Santa Elena, que en menos de una década cuadruplicó su población, versus la capacidad de las represas, tanque y tuberías. Y apenas superan los decibeles del murmullo para admitir que a los tubos de siempre se han ido sumando las tomas de los moradores de las invasiones: de El Salto, Los Pinos, la Constituyente, Zamora, Andrés Bello y más.
Paradójicamente, la Gran Sabana constituye un área de “Muy Alta” y “Alta Prioridad” para Edelca. La empresa encargada de generar más del 70% de la electricidad nacional concede estos valores a la necesidad de conservación de la cuenca alta del Caroní con miras a la generación de hidroelectricidad. Y, una paradoja más, en el mundo se conoce al Roraima, el tepui más famoso, como la “Madre de Todas las Aguas”.
A pesar de los estudios ambientales y de los slogans dirigidos al turismo, la maestra Lourdes y sus vecinos (cercanos y lejanos) posiblemente contabilizarán mañana un día más sin el líquido vital y disculpen esta expresión tan común, tan común que a veces hasta pierde su muy vital significado y se nos olvida que sin agua no hay vida.
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