En la muy remota frontera venezolana con Brasil proliferan los templos cristianos evangélicos. Fotografía: Morelia Morillo |
Níger,
valga el seudónimo, el hombre que durante años se ocupó de inmunizar a los
pequeños, medianos y grandes mineros del Kilómetro 88, contra la permanente
epidemia del hampa, se retiró.
El
Kilómetro 88 es una zona minera caliente y húmeda, bulliciosa y anárquica
ubicada sobre la Troncal 10, en los límites del municipio Sifontes con el paradisíaco
municipio Gran Sabana del estado Bolívar, a aproximadamente 320 kilómetros de
la frontera venezolana con Brasil.
Ella,
la mujer que sigue en la cola de venezolanos que se aprestan para sellar su
salida del territorio brasilero, cuenta que Níger vacunaba tanto a los que
levantan el suelo usando la fuerza de poderosos motores como a aquellos que pescan
oro y diamantes en el río, con una simple suruca o cernidor. A los que sacaban
mucho y a los que apenas conseguían para sobrevivir.
Entonces,
a comienzos de 2014, unos pastores internacionales pararon en el Kilómetro 85.
Durante la ceremonia, los mineros imploraron a Dios que los protegiera del
hampa, los pastores oraron junto a Níger y el hombre, que desde siempre se
dedicó a intimidar a sus vecinos para que pagaran por sus servicios de
seguridad, decidió abandonar sus andanzas a cambio del perdón divino y de la
gloria eterna. “Yo quiero entrar al reino de Dios”, habría dicho.
El
extracto del Salmo 95, impreso del pequeño afiche promocional de la Gran
Cruzada del apóstol y profeta, describe lo que, muy probablemente, ocurrió en
el Bulevar de Las Claritas, Km. 85: “Venid, adoremos y postrémonos,
arrodillémonos delante de Jehová, nuestro hacedor. Porque él es nuestro dios:
nosotros el pueblo de su prado y ovejas de su mano”. El acto debió comenzar
sobre las siete de la noche, el culto religioso se alternó con música llanera,
arpa, cuatro, maracas y mucha lírica cargada relatos de salvación.
Así
se cumplió la promesa bíblica destacada en el cartel: “Unción, Poder y Gloria”. “Ahora,
todo el mundo puede trabajar tranquilo allá”, celebró la mujer de la cola. “El
poder de dios es infinito. Se obró un milagro”, dijo poco antes de despedirse
al ingresar a la oficina federal.
En
enero de 2013, entraron a Venezuela, a través de la Aduana Ecológica de Santa
Elena de Uairén, al menos 500 brasileros diariamente. Tal vez más, difícilmente
menos. Algunos en vehículos propios, otros en colectivos. Casi todos rumbo a
Margarita, en busca de playas de mar y tiendas “baratas”. Ya entonces el cambio
de reales a bolívares los beneficiaba.
Ese
día, a diferencia de aquel de ¿2 500
bolos por cada uno? Si vahttp://lascronicasdelafrontera.blogspot.com/2012/09/2-500-bolos-para-cada-uno-si-va.html, la mayoría de los viajeros parecían tranquilos,
llenos de goce pre vacacional. Las buenas nuevas acerca de los acuerdos
logrados entre los gobernadores de Roraima y Bolívar, entidades fronterizas de
Brasil y Venezuela, les permitían sentirse seguros.
Almeida,
en cambio, trascendió la frontera perturbado ante una posible extorsión y, al
mismo tiempo, con la profunda convicción de que, en todo caso, Jesús lo
salvaría.
“En la zona de El Tigre, los policías
municipales crean situaciones para extorsionar a los brasileros (…) Pero si
usted les dice que es cristiano lo dejan seguir por temor a dios y porque ellos
saben que los cristianos no pagan extorsiones”.
Al
escucharlo, Tavares, amigo de Almeída, en medio de un encuentro casual en el
pasillo de acceso a la Aduana Ecológica de Santa Elena de Uairén,
inesperadamente congestionado por un apagón eléctrico, exhaló aliviado;
felizmente, viajaba a Venezuela, por primera vez, a bordo de un autobús de la
compañía de Asatur ocupado en su mayoría por cristianos
evangélicos.
En
junio pasado, en una reunión entre los representantes de la Cámara de Turismo
de Boa Vista y el ministro de Turismo venezolano, los brasileros aclararon que
en el estado Bolívar se solventaron buena parte de los problemas de inseguridad
que los afectaban, pero no así en Anzoátegui
en donde siguen siendo víctimas de atracos, robos y extorsiones.
4 comentarios:
Vaya amiga!! muy bueno tu relato, de una manera muy sencilla y amable pude visualizar las situaciones que se viven día a día en varias partes de nuestra región... saludos
Hola Rubi,
Gracias por leer y comentar. Esa es la idea, traer a mis lectores a la Gran Sabana sin necesidad de que se muevan del frente de sus pantallas.
Saludos,
Donde esta el Puente que tienes en este pagina de su blog? Es Brasil o Venezuela? Gracias...
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