De la unión entre Clara Zoe Dutka y Benjamín Soto Mast, ella
neoyorkina, de Woodstock, el del festival de hippie de 1969, y él bolivarense, nacido
en Ciudad Bolívar, la capital del estado Bolívar, en el extremo sureste de
Venezuela, tenía que nacer, como primogénita, una banda. La noche en que se conocieron, en una fiesta
entre amigos, él le regalo su guitarra.
Después vendrán los críos. La prima criatura se llama Bolívar
Blues (BB). Y ahí van los orgullosos padres y tres de los tíos –Hernán
Medina, baterista; Fidel Padilla, percusionista y Eric Balbás, bajista- devenidos
en estrellas de este paraíso remoto e incluso trascendiendo la frontera hacia
el Brasil en donde dan conciertos, conceden entrevistas a la prensa y se
cotizan cada vez mejor.
Como muchos de los nacidos en la tierra del pueblo indígena
pemón, la BB es obviamente mestiza, de jazz y de bolero, de soul y de salsa, de rock and roll, sangueo y bossa
nova, de líricas en inglés, en español y a veces también en portugués, con cadencias
del pasado y del presente.
Con respecto a Camino, su primer disco, el dossier
de la BB dice lo que sigue: "Su música te lleva de viaje por el mundo, de
las vistas verticales de Manhattan, hasta los bosques frondosos de la
Amazonia".
"De lo mejor de
ambos mundos"¨, como dice Zoe. Por eso, la criatura se llama Bolívar
Blues porque esas dos palabras reúnen a un par de íconos de ambas
culturas y también porque Bolívar Blues es un clásico jazz, de Thelonious
Monk, inspirado por una calle de NY, nombrada en honor al Libertador.
Siete años después de aquel presente, un par de chicas
brasileras detienen a Zoe en uno de los balnearios de la Gran Sabana para
fotografiarse con ella y pedirle un autógrafo; una mujer increpa a la peluquera
común para preguntarle si la rubia en espera es la cantante; un fanático
sorprende a los músicos con un video realizado durante un show y docenas de
vehículos llevan la calcomanía de la BB.
Ahora, mientras mueren la tarde y agosto de 2015, en Santa
Elena, la capital de la remota Gran Sabana, en el sureste profundo de
Venezuela, la BB ensaya para su próxima presentación en Boa Vista, la principal
ciudad del estado de Roraima, la localidad más al noreste del gigantesco
Brasil.
Hasta ayer, los cinco músicos que hacen parte de la BB
tocaban y se repartían el contenido del sombrero; ahora, tocan por contrato o por
un porcentaje de la taquilla, que promete ser buena y en la mañana anterior
conceden una entrevista para el espacio En
Vivo de Roraima Televisión y para los medios impresos.
Su estudio, un palafito guyanés hecho de madera pintada en
turquesa, está sembrado sobre la falda sur del Akurimá, el mini tepui cerca del
cual nació esta ciudad rodeada de ríos, de saltos de agua, de cerros
milenarios, de morichales y ahora cercada de minas de oro y diamante, repentina
y cada vez más trajinada por contrabandistas de combustible, llamados
talibanes, por cambistas callejeros, nombrados trocadores y cada vez más por
revendedores de todo tipo de víveres, bachaqueros, que cruzan la línea
limítrofe para ofrecer –sin estantería- uno o dos paquetes de pañales, casi uno
o casi tres kilos de detergente.
Pero, en este instante, la música de la BB lo redime todo. Ensayan
en su estudio turquesa de Akurimá. Afuera abundan las flores silvestres.
Adentro, los cinco pulen cada pieza como si se tratara de una gema preciosa y
es que, claro, en la Sabana abundan el oro, el diamante y la gente valiosa que
hace cosas grandiosas sin necesidad de voltear el suelo, desviar o enturbiar
los ríos.
"Simpatía por el
diablo, sin errores", señala Zoe y, tras varios acordes, en lugar la
voz salvaje de Mick Jager se escucha una cálida voz femenina alegremente
acompañada desde la percusión latina por Fidel Padilla.
Desde una de las paredes, de madera, justo detrás de
Benjamín, guitarrista, compositor y productor del grupo, los inspiran Miles
Davis, apasionado sobre la boquilla de su trompeta y Frank Zappa con su póster de
Joe´s Garage.
En cinco días, viajarán a Boa Vista para luego subir a la
tarima de la Casa do Neuber, hogar y local de Neuber, Uchõa, uno de los grandes
de la movida musical roraimense. De momento, Zoe practica para comunicarse con
su público en portugués: "Agora sim,
vamos a precisar a ajuda de vocês para cantar esta parte" y entonces
tararea el Uh,Uh, Uh, Uh, Uh, Uh, Uh, Uh del clásico de Rolling Stones.
Zoe proyecta su voz, cálida, poderosa, desde la puerta del
estudio, con vista a la distante Piedra Canaima, rodeada de Lola, Lincy y San
Francisco, tres de sus perros. Ella y su marido tienen una jauría.
Hoy, Zoe cumple siete años en la Sabana. Llegó como
voluntaria, dispuesta a pagar con servicio sus vacaciones. Luego se enamoró. Se
quedó. Así son estos remotos confines del planeta, ayudan a los suyos a
conquistar chicas bonitas.
A propósito de la fecha, Zoe comparte, en su perfil de Face
Book, lo que siente por estas tierras, "donde el aire sabe a
cielo y el cielo hace un espectáculo todas las tardes". La
actualización de aniversario bien podría ser la letra de una canción.
Cuando en Santa Elena
se supo que Zoe se quedaba se rumoró que su padre era el propietario de los
derechos de autor de algunas de las canciones de Bob Marley. Exagerados. En
realidad, su padre, quien murió poco tiempo después del nacimiento de ella, fue
vicepresidente de Island Records, una de las disqueras más importantes en
la industria de la música a nivel internacional, si bien durante años Zoe creyó
que su papá era John Lennon y su madre nació en el seno de una familia en la
que el jazz es patrimonio. Mas Benjamín no se queda atrás. Es sobrino de Jesús
Soto, el artista plástico.
Fidel Padilla, el percusionista latino de la banda, adelanta
que lo que viene es "una versión de lujo" de la clásica Summer Times. "En sanqueo barloventeño".
Después ensayan Mi
suerte, una canción de Zoe y enseguida Bésame
mucho. A ella la marcaron Chavela
Vargas, al igual que Janis Joplin, Alanis Morrissette, pero no tanto como Amy
Winehouse.
El sol se oculta y a espaldas de Zoe surge el crepúsculo de
la Sabana, en azul y rosa tenues. Ensayan hasta que la luz deja de colarse por
los tragaluces del techo, pues la iluminación interna del estudio es
deficiente.
Valió la pena. Una de sus seguidoras, de esas que siguen a
la BB aunque tengan que traspasar fronteras, de las que bailan y lanzan vítores
en primera fila, cuenta que el show fue un éxito, que al menos 300 personas
coparon el lugar, que tocaron sin parar durante tres horas, porque así les
gusta a los brasileros, que sudaron hasta más allá de la media noche, pues el
termómetro marcaba 32º; que al final Eric Balbas, el bajista, se lució
improvisando; que a Hernán Medina, el baterista, quien formara parte del grupo
caraqueño Syma, lo bautizaron como Paulo Coelho por sus cabellos y su barba
canosos; que Zoe estaba preciosa y que la BB regresa a Boa Vista para el
próximo fin.
4 comentarios:
Gracias Morelia...qué gusto es para mí leerte!
Muy contenta de tu "vuelta" a escribir.
Saludos amorosos, desde ti hacia todo lo que te rodea.
Gracias Susana. Creeme que siento y recibo el cariño. Te envió un abrazo y otro para el bellisimo de Nico.
Hola More estoy poniéndome al día con el blog, lecturas siempre gratas y muy frescas, en fin, muy agradables. Donde podemos escuchar la música de Bolívar Blues? sería interesante escuchar esas fusiones. Saludos
Hola Gandhi José, que bueno verte por acá. Puedesubicar algunos materiales de Bolivar Bluen en Youtube.
Un agran abrazo,
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