En el momento en que el señor Marcos se disponía a subir a
un taxi, tras solicitar una carrera para "la parada de los
banquitos", le cayó la ley.
El señor Marcos, indígena warao, vive casi siempre en el
Caño Macareo, en un lugar desde donde ve pasar "al barco" y avista
las luces de Trinidad. Pero, desde hace tres años, él y su gente, vecinos,
familiares, paisanos, viajan a Santa Elena de Uairén para hacer algo de dinero.
Migran temporalmente en grupos de entre 30 a 70. Al llegar, mientras los
hombres venden miel, las mujeres y los niños ofrecen sus artesanías o mendigan
en las calles, en las plazas, en el mercado, cuando no en las avenidas de Boa
Vista, la ciudad brasilera a 220 kilómetros. Luego, inevitablemente regresan.
El Caño Macareo forma parte del Delta del Orinoco, de cara
al Atlántico; Santa Elena de Uairén, capital del municipio Gran Sabana, es la
última población venezolana en su frontera hacia el Brasil; "la parada de
los banquitos" es uno de los puntos de partida de los carros de pasajeros que recorren
los 15 kilómetros que separan a Santa Elena de Pacaraima, la primera localidad
brasilera tras la línea divisoria.
Ese 12 de febrero, a las seis y media de la mañana, el señor
Marcos paró un carro grande, un Toyota techo duro, porque llevaba dos sacos
cargados de botellas de miel de un litro y una bolsa, de las que usan los
buhoneros en las ciudades venezolanas, con dos chinchorros de fibra de palma
moriche. Ya había cuadrado la carrera, 700 bolívares desde el Terminal
Internacional de Santa Elena hasta "la parada de banquitos" ubicada
en la calle Ikabarú del Casco Central, cuando lo alcanzó la capitana de la
comunidad indígena pemón de Wará, Evelín Pulido, un funcionario de la oficina
local del Ministerio del Poder Popular para los Pueblos Indígenas y otro líder
indígena joven.
Wará es la comunidad indígena pemón en donde se encuentra el
terminal. "A las cinco de la tarde tienen que estar todos aquí porque el
comandante les va a pagar el autobús", dijo el
funcionario respaldado por su carnet.
Desde que los warao viajan a Gran Sabana, el territorio del
pueblo pemón, para buscar dinero, los de acá se ocupan de forzarlos a regresar a
su tierra, a su Delta. En esta oportunidad, la comunidad pemón habría conseguido
que el comandante del Destacamento de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) se
ocupara del regreso; en otra oportunidad, lo costeó la Alcaldía; en otra, las organizaciones comunitarias. Los warao que vienen a estos confines viven en condiciones de indigencia,
una práctica nada común entre los pemón.
Marcos y su hijo aseguraron que allí, en el Terminal, en
donde acamparon desde que comenzó el año, estarían a las cinco y de inmediato
subieron sus sacos, su bolsa buhonera y
emprendieron su recorrido hasta "la parada de los banquitos".
Contaron que irían hacia Boa Vista, hacia la capital del
estado brasilero de Roraima, a 220 kilómetros de la frontera. Que en Santa
Elena venden un litro de miel por 1500 a 2000 bolívares y que allá consiguen
colocarlo en 10 a 15 reales. A la fecha el real se cambia por 240 a 250
bolívares. El pasaje para Boa Vista cuesta 35 reales y por tanto 70 reales si
es ida y vuelta. En su edición del 30 de enero pasado, la Folha Web reseña que 58 indígenas venezolanos fueron retirados del
parque en donde dormían y llevados a Santa Elena.
Desde comienzos de 2016 hasta ese viernes 12 de febrero, el
señor Marcos y su gente vivieron en el área verde ubicada a la derecha de la
entrada del terminal, cobijados por un quinteto de pesguas contra la malla
ciclón. Su partida fue costeada por el comandante de la GNB, según confirmó un
efectivo. No cabían todos en un mismo autobús. Algunos de los warao subieron al micro de Turgar y otros al bus de Los
Llanos.
En el lugar en donde pernoctaron, los viajeros warao
dejaron, revueltos entre las uvas de pesgua, cientos de botellas plásticas de
refresco, de jugo, de agua mineral; bolsas de golosinas, de arroz, de pasta; vasijas,
pañales desechables; sandalias plásticas y zapaticos (de bebés) solitarios y, sujetada
de la alambrada, una cesta con un sinfín de billetitos de dos bolívares.
Una semana después, otro grupo de waraos volvió a tomar el
sitio abandonado por sus paisanos.
6 comentarios:
Que triste esa situación.. Ya hasta los indígenas quieren aprovecharse del desastre económico en el que estamos.. Esperemos que estas practicas disminuyan..
Gracias por leer Deryson. La idea efectivamente es exponer lo que está sucediendo ante la situación que nos afecta a todos, no criticar a quienes ya de por sí son vulnerables. Morelia
Hola!!! Me voy a salir un poco del tema de tu artículo. Voy saliendo a Boa Vista. Ahí en Santa Elena donde se toman los carros que van a Boa Vista por 35 reales? Por favor espero tu ayuda.
Hola!!! Me voy a salir un poco del tema de tu artículo. Voy saliendo a Boa Vista. Ahí en Santa Elena donde se toman los carros que van a Boa Vista por 35 reales? Por favor espero tu ayuda.
Hola OnSéke,
Gracias por leer y comunicarte. El carrito que viaja a BV debes tomarlo en Villa Pacaraima, La Línea, apenas entrando al pueblo, en la calle comercial, vas a conseguir la parada.
LAMENTO CONOCER HASTA AHORA TU BLOGGER, YA LO DIFUNDÍ EN MI CUENTA PUES ES NECESARIO QUE TODOS NOS SOLIDARICEMOS CON LOS HABITANTES DE TUMERERMO Y CON ELLOS LOS MENOS FAVORECIDOS DE VENEZUELA COMO SON LOS INDIGENAS. GRACIAS POR TU APORTE
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