Gran Sabana no postal

Mi madre siempre dice que vivo "en el fin del mundo". Yo vivo en la Gran Sabana, en el sureste extremo de Venezuela, en un sitio tan distante
y tan distinto que hasta se me ocurrió quedarme a vivir. Los invito a conocer esa Sabana que experimento en mi cotianidad: la Gran Sabana no postal.

miércoles, 9 de marzo de 2016

Un volteo y mucho dolor

Los que transitaban por allí al amanecer del sábado aseguran que fue ese y no otro el enorme camión verde, azul, negro, muy mal pintado, que vieron transitar del norte al sur de las afueras del pueblo sin sospechar siquiera qué llevaba en su tolva. De lo contrario, lo habrían interceptado. Fotografías: Morelia Morillo.

Duena parte de los pobladores del Tumeremo se movilizó hasta el frente de la sede local del CICPC, ubicado en el centro de la localidad, para ver y fotografiar, con sus celulares, el camión a bordo del cual habrían trasladado los cuerpos de los 28 desaparecidos en el Fundo Atenas

Frente al Terminal, continúan las familias, los amigos, los vecinos de esos 28 hombres y mujeres que el viernes salieron a trabajar y que desde entonces no han regresado.

A los de Tumeremo nadie les confirmó que fue ese y no otro el vehículo involucrado en el traslado fúnebre, pero muchos de ellos, los que viven en la calle principal o los que transitaban por allí al amanecer del sábado aseguran que fue ese y no otro el enorme camión verde, azul, negro, muy mal pintado, que vieron transitar del norte al sur de las afueras del pueblo sin sospechar siquiera qué llevaba en su tolva. De lo contrario, lo habrían interceptado.

Apenas pongo un pie en Tumeremo y ya un vecino me ofrece su moto para trasladarme al CICPC, para que vea al volteo, para que lo fotografíe.

Es martes, ocho de marzo y buena parte de los pobladores del Tumeremo se movilizó hasta el frente de la sede local del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (CICPC), ubicado en el centro de la localidad, para ver y fotografiar, con sus celulares, el camión a bordo del cual habrían trasladado los cuerpos de los 28 desaparecidos en el Fundo Atenas el fin de semana pasado.

Hace calor, es martes, pero todos los locales comerciales permanecen cerrados. El clima es tenso y bullicioso. Escasea el combustible. Se mueven en motos

Al menos hasta ayer, a las dos de la tarde, el volteo con su placa delantera tapada con tirro de embalaje marrón permanecía parado en el estacionamiento del Cicpc; al otro lado de la calle, una cola de varias cuadras aguardaba ante la tranca levantada por los deudos de los mineros desaparecidos. Como desde el sábado pasado, el cierre se mantiene frente al Terminal de Pasajeros.

En la fila permanecen fundamentalmente vehículos de transporte pesado: cisternas de gasolina, madereros, de gas, camiones 750 y 250 con diversos tipos de mercancía y sólo algunos vehículos particulares; ante la obstrucción, la mayoría se devolvió a su punto de partida o pasó durante esos cortos minutos en que los dolientes levantan el cierre, en la madrugada o al amanecer, por consideración con los usuarios de la Troncal 1o, la única vía que conecta el sur profundo de Venezuela, en su frontera con Brasil con el resto del país. "La gente no tiene la culpa, una mujer parió dentro de un autobús", me dijo una mujer.

Frente al Terminal, continúan las familias, los amigos, los vecinos de esos 28 hombres y mujeres que el viernes salieron a trabajar y que desde entonces no han regresado. Bajo el samán, los deudos extendieron una especie de pancarta blanca sobre la cual han ido pegando las fotos de los desaparecidos: José Armando, José Ángel y Néstor de José Ruiz; José Gregorio y Junior Romero; Mary Dalia y Marielis Ruiz; Luis Díaz; Javier Cáceres; Cristóbal Heredia, Carlos Carvajal, Ángel Trejo, José Nieves; Gustavo Guevara; Róger Romero y Jairo, sin apellido.

"Ojalá que algún ser de esos apareciera por ahí y le diera la sorpresa a su familia", comenta una mujer mientras observa las fotografías. Ella también comentó que todos son gente muy joven y que varios son hermanos o primos.

Frente a la pancarta, en el piso, los familiares y amigos han ido dejando flores.

Bajo el samán, una chica con un diente de oro lamentó que se crea que lo de Tumeremo es un acto político: "Solamente somos un pueblo herido por la desaparición de sus familiares y aquí estamos libres de presión, el que quiere acompañarnos, puede acompañarnos". Sin embargo, hay quienes por temor a las represalias prefieren mantener encerrados en sus casas.

Ella admitió que no es la primera vez que esto sucede, si bien antes no fueron tantas las víctimas ni gente del pueblo. "Se sabía que existía, gente de afuera que venía a arriesgarse la vida en una mina, pero estos son hijos de Tumeremo"

Tras cinco días de espera, ella simplemente quisiera que los responsables de su tragedia familiar entreguen los cuerpos de los muchachos. "Así sea un montón de arena al cual abrazarse".

1 comentario:

Jose V, Leon. dijo...

Cuanto dolor traspasa, palabras y fotos, todo el escrito.
Nuevamente toda mi solidaridad como venezolano ante tanta desgracia sobre las familias y sus deudos.

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