Es 31/10 y
mientras Isabel, con sus 19, se recrea en su la noche de Halloween, al menos
150 de los 1500 evangélicos del municipio Gran Sabana se aprestan para marchar en
celebración del Día del Evangelio.
Gran Sabana es
el último municipio venezolano en la remota frontera hacia el Brasil,
territorio originario del pueblo indígena pemón y la primera y aparentemente
única municipalidad del país en donde, por mandato local, se celebra, desde
hace cuatro años, el Día del Evangelio.
José Zambrano,
pastor de la Esposa del Cordero, recuerda que en 2010 los fieles consolidaron
en un proyecto el anhelo de tener un día, 24 horas al año, para dedicarse en
cuerpo y alma a honrar la palabra divina; elevaron esa propuesta ante el
alcalde, Manuel De Jesús Vallés, oraron, esperaron y celebraron.
“Mi patrón está buscando de Dios”, alaba el
fotógrafo y funcionario de la Alcaldía.
Este año, la
fiesta comenzó el 27, con el inicio de la Séptima Campaña “Bendiciendo la
Ciudad” y, según los carteles promocionales, se prolongará hasta el dos de
noviembre. Hay dos predicadores invitados José Luis Calzadilla, de Venezuela y
Rafael Ramírez, de Costa Rica.
El afiche indica
que 12 iglesias evangélicas que hacen vida en el municipio se unieron y están
en campaña: Esposa del Cordero, Casa de Dios, Gedeones, Arca de la Alianza,
Fedamisión, Maranatha, Frontera de la
Tierra, Vivir por fe, Monte Sinai, Jehová Justicia Nuestra, Biblia Abierta y
Dios Pentecostal.
En Santa Elena
de Uairén, la capital municipal, una ciudad de no más de 25 mil habitantes, hay
tres templos católicos y al menos 30 cristianos evangélicos, por lo menos uno
por cada barriada.
Cada noche,
durante siete días, los pastores de almas suben a la tarima ubicada en el cruce
de las calles Urdaneta e Ikabarú y comparten su prédica.
La Urdaneta es
la llamada calle de Los turistas porque en ella se encuentran las dos posadas
de mochileros más populares de esta frontera y el bar de mayor movimiento. La
Ikabarú es la calle de la Notaría Pública y de la Alcaldía. A metros de la
tribuna techada, adornada en verde y naranja e iluminada, se encuentra la esquina de la piedra y la
borrachera, cada vez más oscura.
“Esta es noche
de avergonzar al diablo”; “Esta no es noche de caminar, es noche de correr”,
exhorta el hombre de traje desde el estrado y una mujer suelta sus muletas y
echa a andar sin ayuda.
Sobre la calzada
hay sillas plásticas para al menos 200 personas, pero no todas están ocupadas.
Algunos se sientan, otros prefieren escuchar el sermón de pie y atajar con sus
manos, alzadas al cielo, las bendiciones del evangelista. Manos arriba,
imploran por igual funcionarios de Alcaldía, del Seniat, de Corpoelec,
maestras, enfermeras, mineros, taxistas, trocadores, comerciantes, buhoneros, brasileros,
colombianos, venezolanos, indígenas y no indígenas. Los milicianos se ocupan de
la seguridad y el orden.
Pasadas las
nueve, toma el micrófono Rafael Ramírez, de Costa Rica. Su perfume desciende
desde lo alto como un soplo de aire fresco. “Todo el que necesite reconciliarse
con el señor que salga de donde está ahora”, reta y la audiencia se aglomera en
torno a la tarima resplandeciente.
Advierte que lo
que viene es fuerte, ora y suda hasta empaparse su camisa de rayas; pide ayuda
a la gente que sabe “de este tipo de trabajos”, aclara que el propósito es
echar al diablo, al demonio que ocupa y conduce la vida de aquellos seres a
quienes reunió frente a él hace pocos minutos e inicia el rito que termina con
vómitos, mareos, temblores, desmayos y la liberación definitiva, hombres y
mujeres nuevos preparados para proclamar la gloria de Dios.
“Hemos visto que
ha cambiado todo”, asegura José Zambrano mientras prueba el sistema de sonido
del cual se servirá durante la marcha de este 31/10, feriado municipal. “Dios
tomó el control del municipio”.
El dice que,
durante un tiempo, dejaron de celebrarse las Campañas “Bendiciendo la Ciudad”.
Entonces, la delincuencia sacó ventaja, comenzaron a verse hechos violentos en
donde, por lo general, apenas existían rateros, ladronzuelos de bombonas, de
una pala minera, de un pico.
Antes de salir
de la intersección de las avenidas Mariscal Sucre y Perimetral, el punto que
lleva al tramo de la Troncal 10 que conduce a la línea fronteriza, predicadores
y fieles oran por las instituciones que apoyan la cruzada, por la Policía del
Estado Bolívar y por Tránsito Terrestre. “Todo espíritu contrario que esté en
esta institución, salga por el poder de la palabra”, suplican y comienzan a
andar.
En el sur profundo, distante y
distinto se están dando prodigios.
A pesar de ser
feriado, este viernes 31/10 es día de mercado y los productores de las comunidades
indígenas están en Santa Elena para vender los productos del conuco; los
supermercados chinos están abiertos, algunos, pocos, brasileros continúan
aprovechando las virtudes del cambio, a pesar de las medidas anti contrabando;
los bancos y las instituciones están cerrados y en el Casco Central los locales
comerciales sacan partido de la mañana porque pasadas las 12:00 bajarán sus
portones.
Y a las dos
habrá sesión de Cámara Municipal en la Plaza Bolívar, para celebrar el Día del
Evangelio.
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